miércoles, junio 08, 2011

Amor de palabras

Recuerdo plasmar lo que siento en hermosos lienzos blancos, adornar de mil y un maneras catedrales, crear de la nada mundos enteros, mover el océano y decir de las tormentas en tu cuerpo o en el mío, o mejor aún en el nuestro.
Construyo aquello que les hace sonreír, o ruborizar o suspirar.
Las palabras me permiten expresar aquello que de otra manera me sería prácticamente imposible expresar . . . Y quizá ese haya sido el problema, quizá mi amor se haya quedado en las palabras, quizá sea hermoso de leer o de escuchar, quizá halague, quizá incluso convenza . . . por un tiempo.
Pero las palabras no actúan por si solas, las palabras por si solas son huecas, frágiles, y si de por si nada es permanente las palabras son las primeras en desvanecerse rápidamente lejos del sustrato llamado acción.
Y era yo quién decía que después de que las nubes del colapso se aquieten, ahí, incólume, permanece el amor . .. . ¿Y cómo?? ¿En un viejo y amarillento pergamino?? el pergamino es frágil, no bien la luz del sol lo toca, éste se desvanece . . .
El amor permanece incólume si éste ha sido cultivado con esmero en acciones y su presencia es firme, poderosa, avallasadora e invisible.
Hoy me enfrento a la terrible posibilidad de que mi amor haya sido, en su mayoría, hermosas palabras.