Hacen suyos los cielos y nadie, nadie se atreve a desafiarlos, aún así, vuelan presurosos y en cerrada formación disfrutando su libertad, si uno presta atención puede ver las grandes alas batir el cielo, en tierra uno puede saber de su presencia no solo por los rugidos sino por cómo cae el agua.
Hay una tensa calma en el ambiente, incluso las gotas caen de manera distinta.
Amo cuando llueve.
La noche será estruendosa y azul, lo sé.
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