Ví Vicky Cristina Barcelona y me gustó mucho, de alguna u otra manera me encontrado en una situación similar a la de sus personajes, ojalá a la de Juan Antonio, sigo sin entender el miedo, el suponer que eso que se siente tan intenso por alguien y que no está "bien" cederá con el tiempo, sé que no es así, hoy se llama Vicky como mañana Mónica y pasado mañana Scarlett, el nombre es lo de menos, lo de más es que se siente algo inmenso, confuso ante la sociedad pero real, diría mi querida Christiane que es complicarse la vida de a gratis y pareciera que así es, pero que aburrida sería la vida si uno no investigara más allá de lo que el camino parece mostrar, alguna vez le dije a una mujer a quién amo profundamente que prefería mil veces sentir el dolor de su ausencia, la emoción por verla y besarla, la confusión ante lo que sentía por ella, en fin prefería vivir el amor por ella que cerrar esa puerta y "matar" ese amor, censurarme por mi sentir y darle la espalda a eso tan maravilloso que sentía en cada parte de mi cuerpo.
Ella, como Vicky, prefirió que lo mejor era que yo saliera de su vida y así fue y así es.
Yo no soy como Vicky, pero las he tenido, me encantaría ser como Juan Antonio, he tenido mis Cristinas y por Dios que Tere es mi María Elena con la gran bendición de no nos queremos matar y la mala fortuna de que ella jamás aceptaría a ninguna mujer en Nuestra relación.
Al final del día, desde mi punto de vista, esta historia se repetirá con diferentes nombres, en diferentes circunstancias y con el mismo resultado: dolor, frustración, miedo y así hasta que esta sociedad entienda bien esto del amor, hasta que separemos el amor de un montón de cosas, empezando por la propiedad, la exclusividad, el sexo y un montón de cosas más.
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