Aparentemente este mundo gira vertiginosamente y he descubierto que cuando escucho música sencillamente me aíslo, me sé solitario, aprecio la soledad y la cultivo aún en medio de una multitud.
Llegará un momento en el cuál no requiera la música para poder irme a esos mundos llenos de suspiros, bosques o sencillamente al punto en el cuál me siento suspendido en medio de una nada vasta, sobrecogedoramente silenciosa.
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