Incluso en aquellos momentos en los cuáles no queda absolutamente nada en mi cuerpo puedo recurrir a ti para ayudarme a volver a sentir. . .
En aquellos momentos en los cuáles el dolor me embarga y me paraliza del centro del pecho hacia todos lados el tenerte a mi lado me impulsa a respirar y recordar, lentamente, que incluso esto pasará.
Son tus miles de voces las que me conducen a puerto seguro en aquellas noches obscuras y violentas que suelo tener.
Y en los momentos en los cuáles no hay nada excepto mi risa y mis ganas de brincar ahí estás tú impulsándome cada vez más alto.
Mi vida estaría vacía y gris sin ti . . .
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