Me susurró al oído la última vez que estuvimos juntos: "Nos veremos en tus lunas llenas" y desapareció de todo menos de mi piel. Hoy es luna llena y sé de cierto que no hay jaula que me contenga, sólo la voluntad de no acudir a su encuentro, la voluntad, fina, delgada, casi inexistente.
Corro por el bosque y percibo su aroma por doquier, elijo caminos que me alejen de su rastro, estoy mareado, furioso conmigo mismo . . .
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