jueves, mayo 11, 2017

Bailar


Hay momentos en los cuáles lo mejor es sencillamente bailar, dejar que los bajos inunden el pecho, cerrar los ojos y que el cuerpo encuentre la mejor manera de expresarse, volar con los pies en la tierra.

Del viento en las ramas

En lo profundo del bosque, en aquellos lugares en los que sólo sus más antiguos y sabios habitantes caminan, se escucha cómo cada gota de agua golpea el suelo, se puede escuchar cómo cada árbol, cada rama, cada hoja crece y venera al Sol.
En lo escarpado de las montañas, cubiertas por la densa vegetación se escucha como el viento canta entre las copas, se escucha el crujido de los árboles al mecerse al compás del viento.
El Bosque es un lugar salvaje, inhóspito y amoroso al mismo tiempo, rudo y tremendamente tierno.

Bajo la cúpula del bosque lloro, aterido y temeroso.
Bajo su manto verde y frondoso me alimento, me fortalezco
En el correr de los ríos fríos y salvajes tomo el aliento necesario para volar

Sus vientos empujan mis alas hacia el profundo cielo azul

Bosque

Explota furioso contra lo que se encuentre a su paso, rítmico y poderoso, es un pulso en el cielo que ilumina el firmamento.

El bosque que habito fue incendiado, fue una chispa, pequeña, un brote ígneo en mitad del verano, nadie creía que pudiera crecer . . . y lo hizo, avanzó a veces firme, otras por debajo de la grama, tomó fuerza y un día el viento, mi amado viento, le dio fuerza y avanzó con paso firme y avasallador por el bosque entero, el fuego lo envolvía todo, ardieron mis amados árboles, sus centros explotaban por el calor intenso, todo crujía, todo era negro y rojo, era asfixiante, aterrador, hermoso a la vez, el crepitar se escuchaba bien a lo lejos, el humo todo lo envolvía y ennegrecía, todos en el bosque huían menos yo. Permanecí en lo más profundo, observaba el fuego que lo consumía todo, me quemé junto con él, fui ceniza.

Hoy mi bosque empieza a verse verde, hay brotes que de apoco cubren las heridas, el hollín se asentó o se fue con el mismo viento que avivó el fuego.

Los animales regresan, el crepitar dio paso al silencio y éste a pequeñas señales de vida.

Hoy empiezo, de nuevo, a florecer.


jueves, abril 06, 2017

Aprendí a escuchar

Aprendí a escuchar The Happiest days our lives a todo volumen cuando no había nadie en mi casa o bien con audífonos. Eso dice mucho de mi vida social.
Anticipando la entrada de Another brick in the Wall pt 2
Inundado mi cuerpo con los toms y ese maravilloso bajo. Eso dice mucho de mi vida sexual.
Irremediablemente lloro cuando escucho Chan Chan, siento, huelo, escucho el mar. Eso habla mucho de mi vida familiar.

Cuando quiero entrar en mi, escucho Dead Can Dance, Rakim me hace sonreír. Eso habla mucho de mi.