miércoles, febrero 21, 2007

Gonzo

Estas guitarras me recuerdan a Gonzo, mi amigo desde hace años, músico y deportista, excelente entrenador, excelente amigo, juntos viajamos, bebimos, lloramos, platicamos largas horas de la vida. . . considero a Gonzo como un hermano. . .

Sus guitarras son excepcionales y ahora me encuentro por primera vez alguien que toca similar a él, éstas llegan ahora que él y yo estamos lejos, desde hace más de un año no hemos hablado, rompimos la relación por cuestiones laborales, lo sucedido no viene al caso, el punto es que perdí a un buen amigo, quizá más mío que yo de él, pero no importa, nunca quise herirlo y ahora puedo perdonar realmente lo que él me hizo, en mi corazón siempre lo veré sonriendo y escucharé sus guitarras durante mucho más tiempo, lo aprendido permanece, Gonzo, el que yo conocí está a mi lado y lo seguirá estando, por supuesto que me duele su lejanía, es una especie de muerte, hay que cerrar ciclos, seguir adelante. . .

Siempre soñé que nos veríamos ya grandes y que saldríamos en un coche y recordaríamos lo que hicimos, que Nuestros hijos crecerían juntos, era una ilusión quizá muy romántica, mis amigos de la prepa se están yendo, Neto está en Estados Unidos y de Paco no sé nada desde hace años, es una nube gris, pero nube al fin y al cabo y me deja la certeza de que quizá en esos años yo los camine sin ese amigo entrañable que en este momento reclamo, pero sonriendo con lo que tenga.

lunes, febrero 19, 2007

Un saludo

Nos cuesta trabajo saludarnos,
nuestras manos chocan, los labios se acercan,
nuestra sonrisa es cómplice y en las bocas se quedan ciertas palabras.

Pero tu cara se ilumina y tus ojos brillan,
mis manos sudan y a mis brazos les cuesta trabajo separarse de ti,
los silencios se prolongan, las miradas se cruzan
y la mente de a poco se adueña de la situación.

Entonces nuestras manos se alejan,
pero dentro, en algún lugar, ya sea en tu corazón o en el mío
las manos se entrelazan, los cuerpos se unen
y respiramos juntos mientras nos lleva el viento.

miércoles, febrero 07, 2007

Donde hay héroes la gente llora.

Durante años me imagine a mi mismo en las más diversas situaciones y en todas ellas siempre salía avante y resolvía el problema, el misterio o terminaba con la mujer más guapa, durante muchos años en mis sueños regía el reconocimiento hacia mis distintas habilidades, la capacidad que tengo para solucionar y analizar.

Recuerdo que cuando era niño, en casa de mi tía Abuela Mali, cuya escalera era totalmente de madera, jugando en el cuarto de la tele con unos muñecos de caballería, escuché un avión, dejé los muñecos por un momento y presté atención cuidadosamente al sonido del motor, después de unos instantes le comenté que ese avión se iba a estrellar y que al día siguiente los periódicos mostrarían las fotos y contarían la historia del fatídico accidente, por supuesto no pasó eso.

Después viajé mucho en avión cuando era niño y me encantaba, hasta que en una ocasión, rumbo a Tuxtla Gutiérrez en un viaje junto con mi hermana, nos tocó una turbulencia muy fuerte, en ese momento sentí miedo.

Durante el año pasado reanudé mis viajes en avión y nuevamente me tocó turbulencia, no podría decir si muy fuerte o no, en realidad ya no tengo mucha experiencia viajando, pero sí recuerdo que prácticamente volamos dentro del avión mientras éste bajaba de manera horizontal no sé cuantos metros, recuerdo que vi el pelo de alguna mujer que se quedaba en el lugar en dónde estaba la cabeza, fue un “bache” espantoso para mi y para unas cuantas mujeres atrás de mi que gritaron con fuerza.

Tomé un taller que se llama “Taller de emociones” en el cual confronté un montón de cosas, una de las cuales me llevó a “descubrir” esto del héroe y del reconocimiento.

Así que he pensado y sentido y me doy cuenta de que en cualquier lugar en dónde hay héroes, la gente llora, siempre hay gente que sufre al lado de los héroes, ya no sueño con salvar un avión o descubrir una cura milagrosa, ya no quiero el reconocimiento como parte integral de mi vida, ya no quiero ser héroe ni convivir con ellos, quiero en cambio una vida tranquila, en la cual los que estén a mi lado y yo mismo no tengamos que ser héroes.

Nieve en Veracruz

Nunca pensé encontrar nieva tan blanca como la tuya en estos lares,
jamás había sentido que se derritiera como hasta hoy con el contacto del aire,
y sin embargo sigues caminando, dejando tras de ti una vaporosa estela. . .
tu recuerdo en mi labios y el frío en mi piel.