viernes, octubre 30, 2009
martes, octubre 27, 2009
En realidad no me duele la muerte sino la ausencia . . .
Y quizá suene estúpido pero no es lo mismo, sé que la muerte es el grandioso renacer en otro espacio, en otro tiempo y que nos volveremos a encontrar, vestidos de otra manera, un poco más experimentados, sé que departiremos viandas en ese maravilloso lugar y que nuestra plática será franca y duradera, juntos estaremos y planearemos la nueva venida, todo eso lo sé y lo agradezco . . . es nomás que no comprendo.
Sé que está bien, de hecho estoy cierto de que está mejor, pero esta ausencia física, este escuchar su voz y no poder darle el beso en su cabeza llena de canas es lo que me tiene de esta manera y hoy es Doña Tere como ayer fue mi Abuelito como mañana será el que sigue.
Alguna vez lo dije, este dolor es como la marea, unas entra como un poderoso Tsunami que arrasa con todo, otros es como las suaves olas que lamen lentamente la gran playa.
Pero aún con todo duele.
Este dolor dejará de ser agudo y se convertirá en un suave y dulce recuerdo que quizá arranque lágrimas pero ya no será de dolor sino de agradecimiento por haber compartido.
Tengo media botella de un buen vino abierta y nadie para tomarlo conmigo. . . .
Así es la vida . . .
Hay que aprender que muchas veces los tragos, dulces y amargos, hay que pasarlos solos.
martes, octubre 20, 2009
Doña Tere
viernes, octubre 16, 2009
De un tiempo para acá me da por despojarme de las cosas que voy cargando, lentamente voy dejando tras de mi ideas y pensamientos y cada día me siento un poco más ligero, ayer dí un paso y me sostuve en el aire unos preciosos momentos, estoy bajando de peso y mi piel se vuelve etérea, si sigo así seré una nube para finales de enero . . .
viernes, octubre 09, 2009
A veces las palabras de otros nos impulsan a tomar caminos y terminan siendo las propias las que perduran en el tiempo. . .
O bien son las notas las que nos llevan a aquellos lugares que nos contaron son mágicos . . . y lo son. . .
Los paisajes se suceden y yo los observo desde lo alto, a veces rápido otras lentos como el crecimiento de la tierra misma. . .
Lunas han ido y venido y yo estoy hoy aquí, sentado en lo alto del acantilado, el bosque profundo murmura a mis espaldas y el horizonte negro se pierde en la noche mientras la luna empieza su andar por la bóveda e ilumina suavemente las puntas de aquellos pinos. . .
Y así andamos, unas con el Sol de frente, otras con el Sol acariciando suavemente la espalda, rompiendo cortinas de lluvia con el firme andar, dejando huellas que serán borradas por el viento una vez estén secas mientras otras perdurarán por lo que resta del tiempo y en algún momento en algún otro mundo alguien las leerá . . . o quizá no y no importa, al final huella o suspiro . . . permanecemos.