Me siento corriendo entre altos pastos, mientras la lluvia moja mis cabellos, se que busco algo por entre el bosque, escuchando atento, respirando profundo, sintiendo el dolor que crece dentro de mi, la angustia y el coraje que brotan por mis poros, huelo a violencia y ni la lluvia pude lavar de mi ese terrible olor, me muevo sigiloso persiguiendo a mi presa, la acecho por entre la maleza, la observo lentamente, con delicadeza, me agrada el saber que tengo el poder para acabar con ella en el momento que juzgue pertinente, me gusta sentir que tengo el poder sobre su vida y que si aún sigue con vida es gracias a mi benevolencia, ahora me muevo mas rápido, me acerco a ella, me abalanzo, ella voltea, con terror en sus ojos, con la boca abierta a punto de expresar un grito que jamás llegará a salir, mis manos se entierran en su garganta y le arrebatan su ultimo estertor, mis dedos se hunden en su carne, estrujando, desgarrando, mi boca se une a la suya absorbiendo su exhalación, y siento que por fin es mía, su cuerpo, su aliento, su vida y ahora su muerte que también fue la mía.
Cansado me acuesto al lado del ensangrentado cuerpo, respirando su olor, observando sus ojos abiertos sin vida, que miran sin observar, me miran. . . . y duermo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario