viernes, diciembre 12, 2008

Extraño la piel, las diversas texturas que presentan,

el aroma que deja a su paso por la mía

tantas manos sobre mi cuerpo, las propias sobre el de ella.

 

La calma, el navegar despacio por aguas calmas,

la tormenta que se desata con tan solo respirar,

las aguas turbulentas, la espuma envolviéndonos.

 

Los valles, las gloriosas montañas.

 

Extraño la piel. . .

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