El amor no duele, permanece incólume, que se derrumben las expectativas es lo doloroso, se contamina todo con su ruido, el polvo que deja a su paso ciega y entre la obscuridad suele perderse el rumbo.
Cuando el polvo se asienta yo puedo ver el amor, cerca o lejos, prístino.
El amor tiene la facultad de autoprotegerse, las expectativas tienden a derrumbarse, me parece que es parte de su naturaleza.
Entre esas ruinas he encontrado nuevamente ciertos amores, protegidos de toda expectativa, en pie o derrumbada, y al desempolvarlos todo brilla como antes.
La solución, dicen, es simple: Sin expectativas.
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