jueves, septiembre 17, 2009

Mientras llueve

Quizá sea la lluvia que baja perezosamente del cielo hacia la madre tierra. . . quizá sea el gris del cielo que me acerca más a una noche fría y lluviosa que a un cálido día con cielos azules e inmensos. . .

Sé que no es ni el cielo, ni el sol ni la bendita lluvia, es algo mucho más simple y poderoso . . . es el sentir, el pensar, el no saber en dónde estoy parado. . .

No es que no haya que hacer, es sólo el no tener ganas de hacerlo, es perderse en esas grandes nubes como si ahí estuviera el Gran Dragón listo para chamuscar cada centímetro de mi piel y soplar mis cenizas a la inmensidad. . . así nacimos todos, volando en miles de fragmentos hasta que ese viento femenino y divino nos volvió a unir en humanos.

Extraño mis alas, el viento golpear mis escamas y sigo siendo dragón o lobo y no entiendo este pinche mundo.

Y sin embargo amo la tecitura de la voz humana. . .

Y los minutos resbalan incomensurables uno a uno por entre las pantallas o bajo el peso extremo de los segunderos. . . pero qué es eso ante un trueno grave y profundo que desgarra el cielo en dos?

Todo pierde sentido entre la tierra mojada y el suave murmurar del árbol creciendo, aventurándose hacia lo alto del cielo.

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