domingo, noviembre 01, 2009

Las palabras se agolpan, se juntan, se apretujan unas a otras y se pulverizan lentamente, son las letras las que resbalan perezosas por las curvilíneas paredes del gran reloj de arena y poco a poco se hunden en la inmensidad del mar blanco, una a una bajan y, nuevamente, forman palabras que pesadamente caen del otro lado, a veces coherentes muchas otras informes. . .

Al caer se despedazan y en una de esas el reloj gira y el proceso continúa una vez más pero esta vez al revés y es lo mismo pero no lo es.

Nuevamente se despedazan, se pulverizan y vuelven a formar ideas, poemas que duran el suspiro entre su nacimiento y la caída con sus hermanas y así los siglos. . .

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