El viento en estas latitudes huele de manera diferente, mi nariz se llena de colores nuevos y tonalidades poco familiares, pero las bases siguen siendo las mismas, quizá un poco más fuertes, menos sutiles, se meten en el cuerpo casi de a fuerza, los tonos son un tanto más abruptos, pero reconozco una calidez subyacente que es tremendamente atractiva.
El cielo sigue siendo azul, las montañas verdes. . .
Me asaltó bajo el agua ese tipo de pensamientos y aunque de manera diferente sé que mi corazón podría vivir en estos lares.
Así que pronto yo mismo volaré y partiré hacia aquellos lugares que guardan esos colores que me hacen ser, los aromas que inundan mi pecho, me hacen sonreír y en las noches me protegen de mi mismo.
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