sábado, febrero 07, 2009

Una tabla

Camino sobre una tabla inmensa de madera, es lisa y cálida, es lo único que me conecta con el mundo que conozco, entre tanto gris y devastación esta tabla es un alivio y una bocanada de aire fresco.

Camino sobre la tabla mojada y sucia, ¿de que tamaño habrá sido el árbol? ¿qué ebanista habrá construido este pasaje?, ¿cuánta gente habrá pisado esto? Tantas historias perdidas, si la tabla pudiese hablar.

Anoto en mi mente el regresar, si sobrevivo, a este lugar y si las cosas se ponen realmente feas borrar mis huellas y llenar la tabla con escombros, que estos malditos no la encuentren ni la mancillen con sus garras y si de milagro las cosas están mejores limpiaré esta hermosa tabla.

Recordaré este color y la beta, recordaré como suenan mis botas cuando camino sobre ella. . .

 

¿Qué se sentirá quitarse esta pesada armadura y que el Sol sea el que me cubra?

Maldita guerra. . . no deja más que pastos negros y humos densos que llenan la vista, la mente, el corazón.

 

Saco de mi mente estos pensamientos, no sirven de nada cuando te enfrentas a esos animales, quito el seguro, suspiro y me concentro de nuevo en el piso, en la tabla que se convierte en un papiro fresco que me indica que los hijos de puta tomaron ese camino, son tres, uno grande y los dos pequeños, van armados y saben que voy detrás, sonrío, pronto tendré su sangre entre mis manos. . .

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