jueves, julio 02, 2009

Después de la explosión siempre tengo tu cálido abrazo y hoy dejé que éste me cubriera por completo, en un acto instintivo cerré los ojos y dejé que fueran tus miles de dedos los que calmaran mi cuerpo y pusieran paz en el centro de mi pecho. . . millones de pequeñas gotas inundando el ambiente, por primera vez en quizá cientos de años sonreí y dejé que el placer consumiera lentamente lo que quedaba de mi cuerpo . . . y fue así que desaparecí . . .

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