Oh su corazón, yo solía recargar mi cabeza en su pecho y escuchar su grave latir, a veces ella dormida otras veces mientras hacíamos el amor y esos graves que me transportaban a lo más alto o me susurraban runas que tranquilizaban el dragón que llevo en mi pecho, ¡oh su corazón!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario