Amo este mar blanco, es como crear mundos, se levantan rápidamente y desaparecen de un dedazo, quedan flotando en universos extraños muchas veces olvidados para siempre, hay universos secretos y la llave perdida entre miles de ellos, hay otros que son preferidos y recurro a ellos de vez en vez, sinceramente pocas veces releo mis palabras, no me gusta hacerlo.

Este universo es aspiracional, dirían los mercadólogos, yo diría que me permite expresar algunas cosas que no me atrevo a decir abiertamente, es también un cálido refugio, es, definitivamente, un gran aliado, no siempre objetivo, pero ¿quién lo es? Yo no.

Aquí navegan barcos y vuelan grandes dragones, aquí las mujeres desinhibidas caminan sensuales, se pasean y después se van dejando tras de sí una deliciosa estela, la gran mayoría de ellas dejan huellas en la arena que duran hasta la próxima marea y también amo eso, unas pocas caminan regularmente por aquí y yo estoy profundamente agradecido con ellas de compartir sus caminos conmigo.

Aquí también el dolor se pasea con diversos disfraces . . .

El amor esta siempre presente aún cuando no pueda entenderlo del todo.

En este mar blanco soy y me creo palabra a palabra, me descubro sorprendido a la vuelta de la esquina o reflejado en algún prístino lago.

En este universo encuentro mi sombra enorme y obscura y la abrazo con fuerza y de ella salen palabras terribles e historias increíbles y cuando me zambullo en lo más profundo prendo la luz y la sombra desaparece, vuelve a mi y yo sonrío.

En este universo nunca falta la música que se cuela por entre las letras y las impulsa lejos, las mueve a su compás y ellas se dejan llevar y crean mundos maravillosos o frases que hacen suspirar o llorar. . .

Amo este mar blanco . . .