viernes, agosto 20, 2004

El resto de nuestros hermanos

Soy humano e intento comportarme como tal, Olaf Sapledon diría homo sabiens, contra los medios y mis propios instintos, algunos dirían conscientemente, si con “sc”.

Yo nací en el distrito federal hace treinta años y nunca he tenido que competir con nadie para ocupar lugar en la tierra, no he tenido que luchar contra la naturaleza para mi supervivencia, conozco poca gente que en esta época tenga que librar una batalla contra los elementos o contra los animales para poder subsistir, sé, sin embargo que existen miles, sino millones que aún tienen que luchar por subsistir en la naturaleza.

Yo no soy antropólogo ni sociólogo, no sé desde hace cuánto el hombre en su mayoría dejó de vivir en zonas rurales y se concentró en las ciudades, sin embargo sé que el instinto por dominar la naturaleza sigue vigente, queda todavía algún vestigio de matar animales yo no sé si por genética o por cultura.

Hace muchos siglos, la naturaleza soportaba estos desplantes de su “máxima creación” como dicen algunos soberbios, ahora, somos plaga en este mundo, nuestra ventaja sobre los demás animales, aquella que ajustó la balanza cuando nuestra debilidad era mas que evidente, se ha vuelto en contra nuestra, en nuestra infinita soberbia no logramos comprender que la Tierra no tiene manera de crecer más, presionamos cada vez más los ecosistemas, la densidad poblacional va en aumento y cada vez es menor el espacio que tienen aquellos animales que aún sobreviven, los datos son alarmantes tanto en deforestación como en especies en peligro de extinción.

El problema es muy complicado, hace falta una verdadera cultura ecológica pero sobre todo una cultura de tolerancia y respeto, también hace falta una conciencia global de control de la natalidad, es imposible obligar a la gente a dejar de tener hijos pero es imprescindible que la gente entienda que ya no cabemos y que por decisión propia tengan los hijos que efectivamente puedan mantener, no solo eso, es necesario entender que cada vez que nace un niño se presiona aún mas la naturaleza, tenemos que volver a utilizar nuestra inteligencia para acceder a tecnologías que nos permitan ser menos violentos con los ecosistemas, tenemos que lograr economías que permitan a aquellos países con grandes recursos naturales vivir de ello sin tener que destruirlos, eso, a la larga, garantiza la supervivencia de dichos recursos y la del resto del planeta.

El cambio tiene que ser radical y los intereses que se oponen son enormes y muy poderosos, Bush y la empresa Esso boicotean activamente el protocolo de Kyoto, pagan pseudocientíficos para descalificar los estudios serios, la inercia es también un gran enemigo, seguimos utilizando combustibles fósiles y nuestros gobernantes prefieren construir mas avenidas que mejorar los transportes públicos, Estados Unidos apuesta por vender mas coches, Europa por restringir el uso de los coches y América Latina esta agobiada por problemas mas inmediatos que por conservar los recursos para las generaciones del futuro.

Los gobiernos pecan de estúpidos y los gobernados aceptan el insulto, por decreto los autos no contaminan en días festivos.

¿Cómo decirle a un hombre que no tiene que comer que no tale el bosque?, ¿qué opciones le damos para que no tale? ¿porqué seguimos utilizando la madera que sabemos es ilegal?.
El resto de nuestros hermanos observan como acabamos con el mundo y con ellos mismos, si los seres humanos no podemos salvar las especies en peligro de extinción no seremos capaces de garantizar nuestra propia supervivencia y eso es algo que millones aún no entienden.

Tampoco soy vidente, nomás tengo una gran imaginación, el día en que esta Tierra esté lo suficientemente poblada y contaminada los estúpidos que perpetuaron el uso de combustibles fósiles y de países en miseria tomarán sus grandes naves y partirán al espacio en busca de mas planetas que destruir, yo me quedaré en la Tierra celebrando su partida y el fin de la infancia.

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