sábado, marzo 14, 2009

Migraña

Nunca me había dolido tanto la cabeza en mi vida, el dolor era increíble, nacía en mis sienes y avanzaba lenta pero inexorablemente hacia el centro de mi frente, prácticamente cualquier cambio de posición o cualquier movimiento que afectara en lo más mínimo la presión sanguínea repercutía como un Tsunami en mi cabeza, cerré la puerta, apagué todas las luces y me metí a la cama como pude, tenía frío y me quedé quieto totalmente, mientras el dolor seguía taladrándome desde adentro hacia fuera.

Decidí descansar y empecé a imaginar cosa agradables pero ni así logré disminuir el dolor, recuerdo que medio dormí hasta que el mismo dolor me despertó, me dí cuenta que mi cuello estaba muy tenso y me dolían los músculos también bastante fuerte.

Cambié de posición con mucho cuidado y empecé a decirme lentamente: “despacio, con cuidado” y a imaginar un gran verde bosque, de árboles inmensos y así me dormí, no sé a que hora volví a despertar y seguía repitiendo mi mantra, bien entrada la madrugada desperté y quedaba un vestigio del dolor.

Dormí casi 12 horas y al día siguiente todavía tenía el reflejo del dolor en mis sienes

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